Hoy mismo, dos meses después de haber prohibido las corridas de toros en Catalunya (no sólo por la muerte del inocente animal, sino también por la tortura a la que es sometido para disfrute de la parroquia), el Parlament de Catalunya ha protegido, en la última sesión de la legislatura, la celebración de los correbous por 114 a 14 votos.
Sólo ICV se ha mantenido coherente con su voto contra las corridas. Conveniencia i Unción, E?RC y la mayoría del PS?C han cambiado desde entonces lo que entienden o no por tortura (astas ardiendo, toro ensogado y reses al agua; que, además de sufrimiento y heridas, acaban provocando la muerte de muchos animales) apelando hipócritamente a la tradición, la cohesión social de la "festa nacional" y el mantenimiento de puestos de trabajo, seguramente empujados por su guerra de votos en el sur de Tarragona.
Bueno, el Ppartido Ppopulista tambien se ha mantenido coherente en favor de la tortura, quejándose de la preocupación por la vida de unos pocos toros en lugar de la que deberíamos tener por las de miles de criaturas asesinadas en los abortos. Y dale.
Esta resolución nos hace hipócritas a todos los catalanes, o, al menos, a los que votaron a los que lo han sido, por ser sus representantes. A no ser que tomen medidas en las próximas elecciones. ¿Cómo no van a pensar ahí fuera que la prohibición de las corridas de toros fue un conflicto identitario?
Por cierto: efectivamente, las corridas y los correbous son cultura. Al menos, una de las primeras cosas que a mí me enseñaron en Filosofía fue que cultura es todo comportamiento que nos diferencia de los animales, los cuales nunca torturan o matan por divertimento.
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