La única ventaja de una monarquía, que no compensa en absoluto todas sus desventajas, es que se puede empezar a educar al futuro rey para el puesto que, si nada lo impide, desempeñará, aunque no haya nacido "realmente" para ello. Pero luchar contra la consanguinidad es una guerra perdida, como ha quedado demostrado en Chile.
La educación para la diplomacia que, se supone, ha recibido desde pequeño el que nos reina, no ha evitado el vergonzoso espectáculo que ha ofrecido en el último Foro Iberoamericano, mandando callar a un, por otro lado, poco educado Chávez y ausentándose durante la locución del presidente Nicaragüense. Una falta de respeto que nada tiene que ver con la defensa de España, aunque el Partido Populista se la otorgue, cuando fue Zapatero quien, por esta vez, actuó como se debía actuar, dialogando.
Estos incidentes de diplomacia exterior están a la altura del arrodillamiento de Moratinos en el Vaticano durante la monstruosa beatificación de los mártires de un solo bando mientras se daba pábulo a Sarkozy en el Chad, aunque finalmente allí se actuó como se debía.
2 comentarios:
uf,uf... algo al leer tu post me ha recordado que los extremos (de izquierda y derecha en este caso) se tocan...
Espero estar actuando bien no sintiéndome aludido ;-) Vamos, no me considero en absoluto extremista.
Si es por Chávez, el populismo no tiene color.
De todas formas, la política (el arte de la diplomacia y la hipocresía) ha de permitir alcanzar a ver el fondo sin reparar en las formas.
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